¿Y si nos oponemos a ser autómatas?

El siguiente texto es nuestra primera aproximación al problema de la educación en América Latina y en Colombia, basadxs en lo que hemos venido estudiando. Apareció en el boletín Organización, de la Red Libertaria Popular Mateo Kramer del mes de julio.

¿Y si nos oponemos a ser autómatas?

La Educación Popular como alternativa a la mercantilización de la educación en América Latina

La vida es escuela y dentro de la vida, posiblemente lo más bello e importante sea la acción organizada para conquistar la dignidad y la libertad.

– Abriendo Caminos. Metodología de educación popular

La educación se encuentra hoy en día enmarcada, como muchos otros procesos sociales convertidos en simples servicios, dentro del modelo neoliberal. Bajo la idea de la globalización capitalista y la llamada internacionalización del conocimiento, se convierte a la educación en una herramienta fundamental para la consolidación y permanencia del statu-quo y del poder económico, cultural, tecnológico y científico, a un nivel tanto local como global. En lo fundamental, lo hace restringiendo el acceso a los sectores menos favorecidos de la sociedad y determinando los principios y contenidos que se imparten en las instituciones por órganos exógenos a ellas mismas.

La crisis de los modelos educativos en América Latina es evidente en dos sentidos. Por un lado, asistimos al radical desmonte de los intereses de educar verdaderamente a las personas en tanto seres integrales y se busca la creación de profesionales que parecen autómatas y competidores en una carrera acelerada y voraz por conseguir empleos y asegurar un efímero bienestar. Por otro lado, en la medida en que los paradigmas educativos tradicionales, y los agregados que se crearon con el neoliberalismo, han mostrado su verdadera cara, se ha comenzado en Latinoamérica una búsqueda consciente y organizada de una alternativa tendiente a valorar nuevamente a la educación como un factor fundamental en la construcción de sujetxs libres, dignxs y empoderadxs de sí mismxs.

Fals Borda entendía la educación, más que como una relación social, como una institución resultado de la interacción y la síntesis de experiencias sociales. La educación tradicional es la cristalización de formas de conocimiento técnicas y especializadas que abandonan el espacio cotidiano de la familia y exigen la conformación de un cuerpo burocrático con la única función de transmitir este conocimiento a través de una estructura jerárquica entre maestro y alumno.

Es en ese sentido que planteamos la educación popular como una forma de rompimiento de esta relación vertical y unívoca entre estudiante y profesor, pues la educación debe ser el resultado de relaciones sociales más amplias y variadas, que permitan el aprendizaje mutuo entre todos los roles que conforman el proceso educativo, convirtiéndose así en un componente esencial de las formas de socialización en una comunidad.

Recogiendo muchas experiencias previas que han llegado hasta nuestro presente, nos sumamos a esa búsqueda constante e incansable de una alternativa, de una nueva forma de relación a través de la educación que se convierta en un verdadero proceso de transformación profunda de la manera en la que se construyen relaciones sociales y se forman vínculos a través del conocimiento. La jerarquía en la educación no es otra cosa que la institucionalización de un conocimiento sacro encarnado en el rol del maestro, y de unos alumnos que van a tener el privilegio de contar con una enseñanza por parte de éste.

Es completamente necesario romper de plano con esto. Debemos construir una verdadera revolución educativa, que vaya más allá de un título. Esto implica incorporar a lxs oprimidxs, lxs excluidxs y lxs explotadxs, en un proceso de doble vía. No somos una burocracia técnica que va a impartir conocimiento: al mismo tiempo que aportamos con lo que sabemos, nos nutrimos de otras experiencias. Nuestra formación como seres humanos, seres políticos y educadores debe ser un esfuerzo constante y amplio, que abarque tanto nuestras acciones cotidianas como los espacios en los que nos desenvolvemos.